En estos años no había tomado realmente consciencia de lo mucho que puede cambiar las cosas, de lo mucho que puede cambiar uno mismo y otros.
Hace un año estaba loca de amor, loca por empezar una nueva etapa de mi vida que sería el primer paso a formar mi futuro de a poco, esa etapa en la que ya sabía que gran parte de mi adolescencia se estaría cerrando y otra nueva se estaría abriendo en donde lo importante para mí era la madurez con que debía enfrentar la realidad, mis miedos, los problemas, las peleas, etc.
Realmente fue un año en el que tuve 365 oportunidades para enfrentar cada situación acompañada o sola y en el que cada situación pude aprender lo suficiente para ser lo que soy hoy.
Cuando uno esta enamorado nunca piensa en el final al contrario, vas pensando un proyecto al que quieres llegar junto con esa persona con todos los obstáculos, desafíos y cualquier cosa que quieras imaginarte que puede ocurrir pero al fin y a cabo solo quieres crecer, conocerte cada día más y amar.
Hace un año yo estaba creciendo, me estaba conociendo y estaba amando, hasta que noté que algo no estaba bien.. Yo no estaba bien.
De repente todo paso a segundo plano y lo único que pensaba era en mi tristeza, en lo mucho que me consumía el dolor, ya no podía controlar la situación.
Quizás lo lastime, lo ahogue o lo canse y no lo culpo no fue fácil bancarme en esta. Y todo se fue por la borda y todo terminó pero para mi no, sabes por qué? Porque para mi ese fue mi comienzo, ahí fue cuando tuve que enfrentar la realidad, mis miedos, los problemas, las peleas, etc. Y aunque costó y dolió fui aprendiendo realmente lo que significaba amar, lo importante que era la libertad para no lastimar.
Y así me fui liberando yo también, me fui liberando del pasado y de mi misma. Y todo empezó a tener sentido, desde las raíces hasta los frutos que aún faltaban madurar.
¿Cómo seguirá todo? No lo sé, pero lo único que sé es que seguiré adelante no importa cuantos obstáculos se me interpongan, sabré como echarlos abajo.
Gracias a Dios, a la vida y a vos.
Lo que no me mata, me fortalecerá
